En la oscuridad de la habitación te busco
con dedos ansiosos escudriño la cama
cual mosquito hambriento tu calor persigo
y de pronto aferrada estoy a tu espalda.
Voy contando tus lunares con la lengua,
trazando constelaciones de sudor y de saliva.
van mis dientes con cautela tu piel marcando
van mis uñas desgarrándote con lascivia.
Cuando volteas siento el deseo en tu aliento
y nuestros labios con pasión se abrazan.
Siento tus manos recorrer mi cuerpo
con avidez, con perfección me despedazan.
Tu desnudez sobre mi desnudez se posa
buscando hogar en mi calor ansioso.
Tanto se acoplan nuestros desesperados ritmos
que un apoteósico final explota.
Y en el cansancio, nuestros cuerpo casi inertes,
enlazados en letargo aguardan
hasta que el sol por el cristal se cuela
para entonces repetir la danza
a la intensa luz de la mañana.
